Miércoles 30 de octubre de 2024
¿Qué celebramos como Iglesia este 1 de noviembre?
Este viernes 1 de noviembre conmemoramos la Fiesta de Todos los Santos. Honramos no solo a los santos canonizados, también a aquellos “santos de la puerta de al lado”, como les llama el Papa Francisco. Aquellos que vivieron cerca de nosotros y fueron un reflejo de la presencia de Dios.
Periodista: Alejandro Manríquez H.
La Fiesta de Todos los Santos, celebrada cada 1 de noviembre, es una de las solemnidades más significativas de nuestra Iglesia. Este día honramos a todas aquellas personas que alcanzaron la santidad y gozan de la gloria de Dios en el cielo.
No solo a los canonizados y conocidos, también recordamos a quienes, a lo largo de la historia, llevaron una vida ejemplar de amor, sacrificio y entrega a Dios y a sus hermanos, y que sirven como inspiración para nosotros.
La Festividad de Todos los Santos es una invitación a la esperanza, recordándonos que la meta última de la vida cristiana es la unión con Dios.
Además, nos motiva a buscar el ejemplo de aquellos que ya han recorrido el camino de la fe, siguiendo sus virtudes e inspirándonos con sus historias de entrega y fidelidad.
Todos estamos llamados a la santidad
La Iglesia invita a los fieles a recordar que la santidad es un llamado para todos, alcanzable para quienes buscan vivir el Evangelio en su vida cotidiana, ayudados por la gracia del Espíritu Santo.
Además, el Papa Francisco nos recuerda, en su exhortación Gaudete et Exsultate, que la santificación es un camino comunitario, de dos en dos. “Así lo reflejan algunas comunidades santas. En varias ocasiones la Iglesia ha canonizado a comunidades enteras que vivieron heroicamente el Evangelio o que ofrecieron a Dios la vida de todos sus miembros”.
Origen de la Fiesta
El origen de esta fiesta se remonta a los primeros siglos del cristianismo, cuando los fieles comenzaron a conmemorar a los mártires que entregaron su vida por Cristo.
Fue en el siglo VII que el Papa Bonifacio IV dedicó el Panteón de Roma a la Virgen María y a todos los santos mártires, marcando así uno de los primeros pasos hacia la formalización de esta celebración.
Con el tiempo, la fecha fue trasladada al 1 de noviembre, cuando el Papa Gregorio III consagró una capilla en la Basílica de San Pedro en honor a todos los santos.