Jueves 11 de julio de 2019
La estructura del abuso y la crisis de la Iglesia en Chile
La amplitud de la dimensión de los abusos contra menores por parte del clero, las causas de esta realidad, las limitaciones en la respuesta de la Iglesia y el impacto de la crisis en el pueblo católico y la sociedad chilena es materia de estudio de una comisión creada por la Pontificia Universidad Católica.
La Comisión UC para el Análisis de la Crisis de la Iglesia Católica en Chile, fue presentada durante un panel que contó con la participación de sobrevivientes de abusos, teólogos, académicos y otros profesionales, en el Salón de Honor del plantel universitario, el martes 25 de junio. Dicha instancia prepara un informe que estará listo en mayo de 2020. El rector Ignacio Sánchez dio la bienvenida a los asistentes y precisó que la comisión nace del llamado que hizo el Papa Francisco en Chile para “generar una sociedad donde una cultura de abuso no encuentre espacio para perpetuarse”, y de lo que pidió a los centros de formación y universidades, en cuanto a “promover lúcida y estratégicamente una cultura de cuidado y protección”.
Esta comisión, dijo el rector, es una respuesta a esos llamados del Papa y expresó su esperanza de que este trabajo sea un aporte al estudio sobre la responsabilidad que le cabe a la Iglesia y a todos sus miembros. “Queremos entender las estructuras de poder, el clasismo de nuestra sociedad, las relaciones desiguales y otros factores que han podido favorecer estos deplorables hechos”, explicó. El decano de la Facultad de Ciencias Sociales y presidente de la comisión, Eduardo Valenzuela, precisó que ésta “es parte de nuestra propia crisis, porque en ella se refleja la dificultad que hemos tenido para escuchar y atender a las víctimas; la indiferencia del Estado frente al problema; la incapacidad de los obispos para pedir y recibir la ayuda y consejo que otros pueden brindarles y la tardanza con que los laicos hemos asumido nuestra responsabilidad”. Agregó que la crisis se multiplicó “sobre todo por la incapacidad de las autoridades eclesiásticas para responder con un sentido elemental de caridad hacia las víctimas y de justicia para los responsables”. Explicó, además, que quieren abarcar “la crisis en todas las dimensiones en que ella se presenta”.
El obispo auxiliar de Santiago, monseñor Cristian Roncagliolo, quien también asistió a la actividad, comentó que “la universidad ha generado esta instancia de reflexión académica, que me parece excelente. Nos ayuda a toda la Iglesia, particularmente a la jerarquía, a comprender la hondura del tema, también a asumir caminos concretos de reparación y de sanación del tejido eclesial”. Agregó que los panelistas “nos han ilustrado la problemática poniendo el acento en un tema que es muy gravitante, que tiene que ver con el abuso de poder”. También el obispo dijo que “la pista de reparación espiritual, material y psicológica tiene que ser una línea de acción para el futuro que no podemos soslayar. Es parte de todo el proceso, junto con una comprensión del drama del abuso en su hondura y también de cómo tenemos que proceder para que esto nunca más ocurra en nuestra Iglesia”. El panel comenzó con la presentación de los tres grupos de trabajo. El primero a cargo del profesor Enrique Muñoz, académico de la Facultad de Filosofía. El objetivo de este grupo, dijo, es “dimensionar la amplitud de los abusos contra menores en el clero y reflexionar acerca de sus causas y de la especificidad que adquirieron en el caso chileno”. Algunos avances preliminares, señaló, comprueban que la mayoría de las víctimas corresponde a hombres. En cuanto a la naturaleza del abuso, destacó factores individuales, institucionales y culturales. El segundo grupo fue presentado por Claudia Leal, académica de la Facultad de Teología, y su objetivo es documentar el alcance y la efectividad de la respuesta que la Iglesia ofreció a esta crisis y examinar especialmente sus limitaciones y dificultades en la consideración debido a las víctimas. Dijo Leal que “necesitamos saber qué es lo que sucedió en Chile y cómo factores religiosos se cruzan de manera patológica con ciertas características de nuestra sociedad”. Añadió que esperamos construir “una Iglesia capaz de anunciar que la dignidad de cada ser humano, especialmente de los más vulnerables, es infinitamente más importante que la sobrevivencia del status y la fama de la institución”. Finalmente, el tercer grupo lo presentó Ingrid Bachman, académica de la Facultad de Comunicaciones, Escuela de Periodismo, quien indicó que el objetivo es “analizar el impacto que la crisis ha provocado en las víctimas, en el clero, en el pueblo católico y en la sociedad chilena, especialmente en la experiencia de fe de las personas”.
El abuso sexuales abuso de poder y una traición
En la segunda parte del panel intervinieron tres expertos: Lorena Contreras, sicóloga de la Escuela de Sicología de la Universidad Diego Portales; José Andrés Murillo, doctor en Ciencias Jurídicas y Políticas y director ejecutivo de la Fundación para la Confianza, y Leticia Cortés, siquiatra infanto-juvenil que trabaja para la Fundación Paréntesis del Hogar de Cristo, entre otras instancias. Los panelistas entregaron su visión respecto del tema central de este coloquio y contestaron diversas preguntas de los asistentes.
Lorena Contreras señaló que “el abuso sexual infantil es extremadamente prevalente” y que alrededor del 19% de las mujeres y aproximadamente entre un 8% y 10% de los hombres sufren abuso sexual a lo largo de sus vidas. Precisó que el abuso sexual afecta mayoritariamente a las mujeres, cifra que se invierte en el ámbito eclesiástico, donde las víctimas son mayoritariamente varones.
José Andrés Murillo, quien además es parte de las víctimas del ex párroco Fernando Karadima, afirmó que “nos hemos dado cuenta que el abuso sexual es en primer lugar un abuso de poder más que sexual”, y añadió que para la víctima de abuso por parte de un sacerdote al que se ha acercado buscando una verdad, un contenido espiritual a su vida, “no se trata de un problema sexual, se trata de una traición enorme a la promesa de cuidado que hay detrás de la Iglesia y de sus representantes, en primer lugar los consagrados”.
Agregó que hay una necesidad de cuestionar las estructuras de poder desde el comienzo. Terminó planteando la pregunta: “¿Es hoy día digna de confianza la Iglesia en el tema de abusos? No sé cuál es la respuesta, pero es la pregunta que hay que hacerse. No qué necesitan las víctimas” (ver página siguiente).
Leticia Cortés, a su vez, abordó la importancia de “pedir perdón frente a las víctimas, porque no hay posibilidad de reparación sin perdón más allá de la cárcel, de la recompensa económica, lo que sea. Pero el perdón es reconocer que esto está mal, que genera un daño, que no es la víctima la que cometió error por haberse acercado, por haber confiado y que esa persona abuse de esa confianza”. El doctor James Hamilton, quien también estuvo en la instancia, afirmó estar impactado con el trabajo de la comisión señalando: “Creo que es una gran iniciativa, no pensé que iba a estar vivo para ver esto”.