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Artículo

Martes 10 de octubre de 2017

Reforzando el valor de ser cristianos y misericordiosos

Con una parroquia María Madre de los Apóstoles repleta, el Arzobispo de Santiago, animó a la comunidad de la zona Oeste, a ser servidores de Cristo en medio de las tribulaciones que el mundo presenta en la actualidad y a acoger a los hermanos migrantes.

Fotos: Omar González

Periodista: Enrique Astudillo Baeza

Fuente: Comunicaciones Santiago

Link fuente: http://www.iglesiadesantiago.cl

El pasado domingo 23 de abril en la Fiesta de la Divina Misericordia, el padre Alejandro Gallego tomaba posesión de la parroquia María Madre de los Apóstoles en Maipú. Desde esa fecha hasta ahora, lo único que tiene claro es que Dios ha sido providente con su persona y la comunidad parroquial.

El mediodía del pasado domingo 9 de octubre y con la presencia del cardenal Ricardo Ezzati presidiendo la misa principal, todo lo anterior tomaba más fuerza en esta parroquia mezcla de madera y ladrillo y que se refuerza con un Cristo en lo más alto, que deja la impresión de estar cuidando a toda la asamblea.

En una homilía donde el cardenal de Santiago habló principalmente a los niños que se están preparando para su de Primera Comunión, el pastor recordó la inmensa alegría que deja ser un anunciador de Cristo: "Dios y Jesús nos hablan de una viña. Mi amigo, mi predilecto, tenía una viña, dice el profeta Isaías en la primera lectura y qué hace el dueño de la viña, la riega, la poda para que dé un fruto abundante, la rodea de todo su cuidado, porque sabe que de una viña bien cuidada, sale también un fruto abundante y generoso. Pero la conclusión del profeta es muy hermosa, porque dice que la viña del Señor es su pueblo".

Añadió en relación a las palabras leídas, que "el amor que Dios nos tiene, el cuidado que Dios nos tiene, debiera tener cono consecuencia, un fruto de santidad en nuestra vida, un fruto de bondad, de fe abundante. Lastimosamente como nos dice Jesús en su parábola, no siempre en esta viña, que somos nosotros, produce frutos abundantes de bien, de amor y de santidad. Entonces Dios que es un Padre bueno, envía constantemente a su viña a algunos enviados suyos para que la cuiden y recordarles la historia de salvación que Dios ha tenido con la humanidad".

Por último, manifestó: "Dos mil años después, miremos la viña del Señor que somos nosotros. El Señor cuida de nosotros, ha fundado su Iglesia como una viña preciosa. Le regala su gracia, le regala su palabra, su sacramento, la fuerza del amor de la comunidad, la oración; frutos que se esperan en cada uno de nosotros. La calidad de nuestra vida cristiana, está en comparación, aunque sea mínima, con el cuidado que Dios tiene de nosotros y de Iglesia", recordando la tarea que tenemos los cristianos de ser acogedores y solidarios con los hermanos migrantes.

Milena Ibarbo llegó desde Colombia hace apenas 22 días y las palabras del Arzobispo de Santiago la dejaron muy esperanzada en lo que viene: "Me pareció muy emocionante todo. Independiente del país que sea, no debe haber discriminación, todos debemos tener derechos y si uno llega hasta acá es porque viene a buscar un refugio de agrado. Ahora que yo estoy acá, los chilenos se han portado muy bien, muy amables, aunque es difícil por la cantidad de requisitos, pero lo que dijo el cardenal me pareció muy humano", señaló.

Para el padre Alejandro este fue un día muy especial: "El mensaje cayó como anillo al dedo, porque esta comunidad ha estado un poco golpeada, podada como decía el Arzobispo en la homilía, pero con la esperanza de que esa poda es para que árbol crezca más y de más frutos. Ha sido una comunidad muy linda, que me ha acogido de maravilla, estoy como en casa".

Concluida la eucaristía, integrantes del conjunto folclórico parroquial, ofrecieron un número artístico de tres pies de cuecas en forma de agradecimiento por la visita del pastor de la Iglesia de Santiago.